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Arquitectos: BAROZZI VEIGA
- Área: 100 m²
- Año: 2022
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Fotografías:Simone Marcolin
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Desde la calle, un monolito de metal oscuro, aparece de un modo enigmático entre dos de las columnas del edificio en el que se sitúa la tienda. Familiar y ajeno a la vez, es un elemento que da continuidad a lo que le rodea pero que, al mismo tiempo, define un momento singular en el conjunto, una entrada.
Al cruzar su umbral, el visitante descubre un espacio de apenas tres metros y medio de ancho, doce metros de largo y cinco metros de altura. Un espacio rectangular, sencillo, en cierto modo inesperado. Dentro, tres columnas esbeltas revestidas en acero bruñido, aparecen majestuosas. Su posición no es perfecta, y tampoco lo es el ritmo que las ordena, pero aun así, son capaces de definir todo lo que pasa entorno a ellas, tienen la fuerza de ser la esencia del lugar.
Están dispuestas de modo asimétrico dentro del espacio y esto permite encontrar un orden en el mismo; en la parte más amplia de la tienda, y enfrentado a las columnas, se sitúa un mostrador. Suspendido de la pared, se extiende a lo largo del espacio, desapareciendo al fondo del mismo. Al igual que las columnas, también es de acero bruñido, un poco brillante, trabajado manualmente. El material permite percibir el mostrador como un elemento abstracto, ligero, aparentemente sencillo.
Su razón de ser es resolver las funciones principales de la tienda, los puntos de venta, los lavamanos etc., y hacerlo estableciendo un diálogo con las columnas. El mostrador no compite con ellas, actúa como contrapunto a la verticalidad de las mismas, y, en cierto sentido, se complementan. Sobre el mostrador, un poco más arriba, un corte horizontal aparece como único elemento característico. Es un pequeño expositor, tan sólo de 20 cm, pero de 6m de longitud. Una incisión, un elemento que da una dimensión distinta a toda la pared desnuda, que nos hace pensar acerca de la profundidad o el peso de todo aquello que nos rodea.
Al otro lado, ocho bandejas, también de acero, de siete metros de longitud, organizan la exposición del universo Aesop. Las bandejas flotan sobre la pared, los productos también, y el conjunto compone un lienzo, que llena el espacio con la multitud de diferentes envases, cajas, colores y texturas. De este modo toda la pared se transforma en una especie de instalación artística en sí misma, efímera y permanente al mismo tiempo.
Las columnas, las bandejas y el mostrador, se sitúan dentro de la tienda buscando que el visitante pueda moverse con libertad, atraído por el modo en el que las cosas suceden. Los tres, acompañan al visitante a lo largo de la tienda, hasta descubrir que el mostrador gira sobre si mismo y conforma una pequeña habitación semicircular donde todo cambia. Dentro de él, las líneas rectas desaparecen, es un espacio envolvente, en el que la altura cambia dramáticamente y con ella la luz y el material que conforma la habitación. Un espacio sensual, e íntimo, en el que poder sentarse y tener una relación cercana con todo aquello que te rodea.
Desde el fondo de la tienda, la secuencia se repite; como una coreografía, el juego de los tres elementos que componen la tienda nos guía hacia la salida. Volviendo la mirada, el espectador descubre algo distinto al fondo. Había pasado desapercibido, a modo de telón una cortina se despliega en toda su altura envolviendo y completando la pequeña habitación semicircular, y de repente, todo cambia. De algún modo, el rigor con el que está organizada la tienda es lo que hace posible también, la sorpresa, el movimiento y la sensualidad.
El proyecto para la tienda de Aesop en la calle Consell de Cent, ha sido un proyecto de descubrir y desnudar el espacio existente hasta revelar su esencia. De trabajar con aquello que entendimos como lo fundamental para, a partir de ahí, componer una atmósfera que reflejase el carácter de Aesop. La tienda está conformada por pocos elementos, expresivos y precisos en su posición, y realizada con tres materiales, el estuco de paredes y techos, el terrazo del suelo y el acero bruñido de las columnas, el mostrador y el expositor. Es un espacio sencillo y complejo a la vez, que aspira a ser sofisticado y cercano, y en cierto modo íntimo y monumental.